Leo Quinteros - La Enredadera

El todo dividido en todos. Se ve tan claro en tus ojos. Y prende de la enredadera. Que sale de ti.



Es la belleza de las plantas. Que siempre hacen juego con todo. Y cada uno, a su modo. Lo debe advertir.



Y lleva las hojas de un libro. Y el sonido del mar adentro. Y cruza por el cielo abierto. Y llega a un jardín.



Se desparrama entre mil manos. Se enreda pierna, pecho, codo. Y me sumerge de algún modo. En el fondo del mar.



Me dice: aquí estarás seguro. Aquí no se aplican las reglas. O nada mas que las eternas. Que son las que hacen la tierra girar.



Nada tiene de especial. Saber nadar a mi edad. Y eso tuve que elegir. Subir o dejarme hundir.



Respiro sin temor del agua. Y veo cosas que me asustan. Pero son las que mas me gustan. Por eso desciendo por un tobogán.



Y pido las explicaciones. Y aunque no tiene porque darlas. Se sienta me mira y me habla. De todo lo que yo la quiera escuchar.



Y exigo ver esas raices. Y ella contesta: cuando quieras. Y todas las demás tonteras. Que a mi se me ocuerren, las hace por mi.



Y se alimenta desde el agua. Que es el reflejo de la vida. Y cura todas sus heridas. Con un movimiento que hace al bailar.



Me siento el único testigo. De la belleza, aunque no es cierto. Pues cada cual tiene su templo. Y yo tengo el mío en el fondo del mar.



Nada tiene de especial. Saber nadar a mi edad. Y eso tuve que elegir. Subir o dejarme hundir.

0 Opiniones: